Control: Lo peor que podemos hacer ante los problemas es perder el control, en tal sentido la regulación emocional pasa a ser clave para lograr tener herramientas de resolución efectivas. Parte de esa regulación emocional ,es tomar contacto con nuestras emociones, captar el mensaje y accionar saludablemente. Adoptando una visión lo menos catastrófica posible, potenciando a la vez una serie de emociones positivas, que colaboren en ampliar el abanico de comportamientos y pensamientos disponibles, entre ellas es importante generar:
- La esperanza: Nos mantendrá motivados y positivos para superar los obstáculos, teniendo presente que las cosas pueden mejorar y que tenemos los recursos para lograrlo.
- El amor: El sentir esa emoción, nos hace secretar oxitocina y progesterona que bajan el estrés y aumentan la sensación de bienestar.
- La alegría: Aunque se esté atravesando malos momentos, podemos disfrutar de esas pequeñas cosas que la vida nos regala y por la cuales vale agradecer.
- Serenidad: Encontrar momentos de calma en medio de la tormenta, a través de la práctica de técnicas de relajación, meditación y respiración nos proveerán de espacios de paz para salir energizados y con una mente más lucida para encontrar soluciones.
- Inspiración: La creatividad es una herramienta por demás valiosa para producir vías alternativas de acción y resolución.
Cambio: La incertidumbre forma parte de la existencia, y más en estos tiempos, por lo que tendremos que acostumbrarnos a ser navegantes de lo incierto y cambiante. Superar la perspectiva de la seguridad total como la única forma de vivir, es saludable. Es importante comenzar a ver la vida como una aventura en donde los problemas son desafíos para aprender, re-crearnos y enriquecernos como personas. El cambio puede ser una oportunidad para lograr una mayor plenitud y felicidad.
Compromiso: Las personas resilientes se caracterizan por tener un " para que " que les permite avanzar a pesar de las vallas que se presenten en su camino. Cuando conectamos con lo que nos apasiona, con los valores que nos guían, con aquello que amamos por sobre todas las cosas, continuamos aunque tengamos que caer y levantarnos cientos de veces si es necesario. Todos tenemos fortalezas, que podemos volcar en algo que nos trasciende como sujetos. Un ejemplo de resiliencia es el Psicólogo Victor Frankl, el cual a pesar de haber sido enviado a un campo de concentración, continuó con su deseo de aprender acerca del alma y la psicología humana, eso lo mantuvo motivado para ver esa experiencia, no sólo desde un ángulo negativo, el de estar preso y con posibilidades de ser exterminado como otros tantos compañeros. Lo vio como una oportunidad para conocer más acerca de como sienten, piensan y actúan los seres humanos ante ese tipo de realidades.
Con estas recomendaciones busco que te des cuenta que no nacemos más o menos resilientes, que aunque haya cierta predisposición, todos si cambiamos nuestra perspectiva podemos incrementar esa capacidad que nos hace superarnos como seres humanos a pesar de lo difícil del contexto en el cual estamos.
Lic. Psic. Fernanda López Romano
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