sábado, 12 de marzo de 2016

La necesaria intergración de las emociones negativas para construir bienestar: La segunda ola de la Psicología Positiva

1. El contexto de surgimiento de la Psicología positiva.

A mediados de la década del 90 del siglo XX Martin Seligman señala que  la psicología, (salvo raras excepciones como la psicología humanista) hasta ese momento, había puesto el foco en el sufrimiento, la enfermedad, la disfunción y “ lo que estaba mal” en las personas. La ciencia había prestado poca atención y dejo de investigar conceptos como la excelencia, la felicidad o el potencial humano.

En un intento de enriquecer y equilibrar la psicología Seligman propone formar un nuevo sub-campo dentro de la disciplina  que: 
  • Estudie la ciencia y práctica del bienestar a través de las cualidades y procesos positivos.
  • Agrupe la producción académica sobre el tema, concentrando los diferentes puntos de vistas de forma colectiva.
  • Investigue de forma empírica los conceptos propuestos.

2. Expansión y críticas a la Psicología Positiva

La propuesta de la Psicología Positiva prosperó y se expandió, pero con el tiempo esto significó una tendencia a valorar las emociones positivas, dejando de lado las negativas. Las criticas, no tardaron en llegar tenían en común la pregunta si ¿Deberíamos renunciar a las emociones negativas? Algunas de ellas fueron:
  • La Psicología Positiva genera una polarización o dicotomía positivo / negativo: esto hace que los fenómenos positivos sean deseables y los negativos indeseables. Esto ocurrió por ejemplo con el optimismo que se transformó en un bien absoluto, que debía mantenerse en toda ocasión a pesar que el propio Seligman había advertido que en algunas ocasiones era mejor utilizar el pesimismo, sin embargo la observación tiende a ser pasada por alto por los practicantes de la Psicología Positiva.
  • La polarización provoca una jerarquización de la positividad que no valora ni tiene en cuenta la complejidad contextual de las emociones. Por ejemplo la adopción de optimismo excesivo puede hacer que se infravalore situaciones de riesgo, por lo que puede perjudicar el bienestar. De forma similar el pesimismo puede llegar a ser beneficioso si la persona puede gestionarlo y utilizarlo para afrontarse de forma proactiva  a la situación.
  • La jerarquización de la positividad produce una “tiranía de lo positivo”: En la cual existe la creencia que los estados emocionales positivos deben mantenerse todo el tiempo y los estados emocionales negativos son poco saludables, problemáticos e indeseables.

3. ¿Cómo podemos tener una percepción más compleja e integrada de las emociones positivas y negativas?: hacia una segunda generación teórica de la Psicología positiva.

El señalamiento de los puntos débiles de la psicología ha impulsado su evolución, pasando de enfocarse en la defensa de los aspectos positivos, como forma de alcanzar el bienestar, a considerar que sólo la sutil interacción entre elementos positivos y negativos nos permiten lograr el bienestar. Esta nueva postura se conoce como la segunda ola de la Psicología Positiva. En esta perspectiva el bienestar pasa a ser un término más amplio que incluye emociones positivas y negativas, que en sí mismas no son ni positivas ni negativas sino en función de lograr un desempeño exitoso a nivel físico, emocional, cognitivo o social.

4. Cuatro principios que permiten pensar la nueva perspectiva entre las emociones positivas y negativas.

Son cuatro los principios dialécticos que propone la nueva visión de la Psicología Positiva para establecer una visión más compleja de las emociones:
  • Principio de evaluación o contexto: Este principio indica que es imposible determinar si una emoción es positiva o negativa sin tener en cuenta el contexto. Por ejemplo la emoción prosocial del perdón, considerada positiva, puede hacer que situaciones que deberían ser cambiadas sean toleradas más allá de lo conveniente. De igual forma emociones consideradas negativas y antisociales como la ira pueden impulsar la búsqueda de justicia y el cambio social.
  • Principio de covalencia: Este principio indica que en la mayoría de situaciones y experiencias elementos negativos y positivos se manifiestan en forma conjunta. Por ejemplo el amor puede dar placer, alegría y felicidad, pero también preocupación, ansiedad y miedo.
  • Principio de complementareidad: Este principio amplia el anterior al indicar que en todos los fenómenos se dan la co-creación conjunta de emociones positivas y negativas, son indisociables. Por ejemplo a mayor amor puede producirse mayor estado de ansiedad y sufrimiento.
  • Principio de evolución: Este principio indica que la segunda ola de la Psicología Positiva es el resultado de la evolución natural del proceso dialéctico propuesto por Hegel de Tesis – antítesis – síntesis. En ella se ha conjugado la tesis de la psicología tradicional que enfocaba en los aspectos negativos con la antítesis de la primera generación teórica de la Psicología Positiva que se concentraba en los aspectos positivos dejados de lado, logrando una síntesis entre ambas propuestas que le hace superar las criticas y lograr una aproximación más compleja al concepto de bienestar
En resumen las emociones positivas o negativas no son en sí mismas buenas o malas, sino que depende del contexto en que ocurren  y efecto que producen. No despreciemos ninguna de ellas, hay utilizarlas con criterio para lograr un estado de bienestar, un desempeño exitoso y lograr nuestros objetivos.

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