¿Cómo podemos gestionar mejor el estrés o incluso salir fortalecido de él, aprovechando las enseñanzas que nos deja, lo que se conoce como resiliencia?
El estrés es parte de la vida, es imposible evitarlo. Pero modificando el pensamiento es posible enfrentarse y gestionarlo de una mejor forma. A continuación siete preguntas que nos pueden ayudar a cumplir ese objetivo.
La mayoría de las definiciones de estrés están de acuerdo que es la percepción de algo:
1. Que siento como una amenaza (para mí mismo o algo apreciado por mi)
2. Que no puedo enfrentar porque no tengo los recursos.
Entonces vamos a utilizar la información que nos brinda el concepto de estrés para mejorar su gestión.
1. Para la percepción de amenaza
1.1- Considerar los aspectos positivos de la situación.
Podemos cuestionar si el factor de estrés al que nos enfrentamos es totalmente negativo ¿Es posible qué este evento mejore mi vida y origine nuevas oportunidades de algún modo? La función de ésta pregunta es evaluar si el evento es puede originar algún aspecto positivo lo que modifica la percepción de la situación como una adversidad absoluta.
Hay que tener en cuenta que el pasaje por experiencias adversas también puede dar lugar al desarrollo de la persona, al renovar su visión de vida, hacer surgir nuevas habilidades o recursos, mejorar las relaciones, etc.
1.2- Considerar la extensión / magnitud del evento.
¿El evento estresante va ha cambiar mi vida originando un nuevo orden? Esta pregunta evalúa la magnitud de la amenaza. El impacto de un evento estresante depende de la magnitud del desafío, es decir de cuan amenazados nos sentimos. Si moderamos el pensamiento negativo, catastrófico e irracional, el estrés se vera reducido.
1.3- Considerar la duración del evento.
¿Dentro de un año el problema persistirá? Las personas suelen pensar que la situación estresante durará por siempre, lo que incrementa los niveles de estrés. Al preguntar por el tiempo se evalúa la duración de la amenaza, ayudando a darnos mayor perspectiva y comprensión de las causas.
2. Para la percepción de que no disponemos de los recursos para enfrentar el evento estresante
2.1- Considerar la experiencia anterior
¿Hemos pasado por alguna experiencia igual o parecida en el pasado?¿Cómo pudimos solucionarla? La pregunta evalúa la posibilidad de utilizar experiencias anteriores para solucionar la situación.
Se sabe que personas con niveles moderados de estrés durante su vida pueden administrar mejor situaciones adversas, porque esto le ha permitido tener un fondo de experiencias que les ayudan a gestionar el estrés más eficazmente. Por ejemplo creando estrategias de afrontamiento efectivas, conectando con redes de apoyo, creando un mayor sentido de auto-eficacia, etc.
2.2- Considerar las redes de apoyo
La siguiente pregunta es casi la consecuencia lógica de la anterior, cuando la respuesta es negativa y no tenemos experiencia sobre el factor de estrés ¿Quién a pasado por esto y me puede ayudar? La pregunta analiza la experiencia colectiva al enfrentarse ese factor.
Las redes de apoyo son claves en la generación de resiliencia. Encontrar a alguien que pasa por ello puede ayudar indicando la estrategia posible de ser utilizada y brindando confianza de que es posible hacerlo.
2.3- Considerar el uso de las emociones positivas
¿Qué emociones positivas puedo utilizar durante la situación de estrés? Si bien durante las experiencias adversas predominan las emociones negativas, porque se percibe como una situación de amenaza, suelen coexistir con emociones positivas. Hacerlas conscientes y promoverlas nos ayudará a construir resiliencia, ya que las emociones positivas permiten neutralizar el efecto fisiológico de las emociones negativas y también mejorar la creatividad y toma de decisiones
2.4- Considerar la capacidad de influir en el evento
¿Qué aspectos de la situación adversa puedo controlar, influir o aprovechar? Las personas resilientes enfocan y conservan su energía en los asuntos que están bajo su responsabilidad. Aceptan las variables fuera de su capacidad de acción sin intentar modificarlas.
Contemplar estos aspectos a la hora de enfrentar un hecho, o situación que en primera instancia creemos negativa, nos permitirá además de atraversarla con más calma y menos estrés, salir fortalecidos de la misma.
Lic. Psic. Fernanda López
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